domingo, 21 de octubre de 2018

CAPÍTULO XXIV:  Donde se prosigue la aventura de Sierra Morena.

El hombre de Sierra Morena es el llamado Caballero del bosque.
Os resumo la historia de Cardenio (así se llama este personaje) y así no tenéis que leer este capítulo. Lógicamente no hay preguntas y las tendréis que hacer de los otros tres capítulos de esta semana.

Era Cardenio hijo de andaluces ricos y se enamoró de Luscinda ya desde la infancia de ambos. Los padres de los dos chicos veían  bien que aquella amistad se fuese transformando en noviazgo, y llegó un momento en que el padre de ella consideró que, por mantener el decoro, debían dejar de verse hasta estar prometidos. Esto no hizo sino acrecentar los sentimientos del joven Cardenio que, entonces, decidió ir a pedirle la mano a su padre. El padre de Luscinda le respondió que estaba contento por aquella petición pero que quien debía hacerla formalmente era el padre del novio. En aquel mismo momento, Cardenio se dijo a su padre que hiciera lo que le pedían pero éste le contestó que antes de hacerlo deberían atender a una petición que acababa de llegar por carta.  En esta carta, el duque Ricardo, uno de los hombres más importantes e influyentes de Andalucía, le pedía que dejase ir a Cardenio a acompañar, que no a asistir, a su hijo mayor. Al padre le pareció una buena oportunidad para labrarse un futuro y al hijo también. Así pues y antes de la partida, Cardenio fue a explicárselo todo a Luscinda al tiempo que le pedía que lo esperara. También se lo explicó a su futuro suegro asegurándole que volvería en cuanto supiera para qué empresa lo reclamaba Ricardo.
Una vez en casa del duque, con quien Cardenio hizo más amistad fue con el hijo pequeño de este, Fernando, quien le confesó que estaba enamorado de una labradora muy hermosaque era vasalla de su padre. Como la labradora no accedía a los deseos de Fernando, este no dudó en asegurarle que se casaría con ella a pesar de su clase social.
Cardenio intentó convencer a Fernando de que estaba obrando mal, y como no consiguió nada con sus consejos, decidió contárselo al padre. Pero temiendo ya esto Fernando, le dijo a su amigo que lo mejor que podían hacer era irse por un tiempo y así intentar olvidar a la labradora; y le propuso ir a la propia casa de Cardenio por un tiempo. Cardenio aceptó inmediatamente porque allí vio una posibilidad de volver a ver a Luscinda.
AL llegar a casa de Cardenio fueron, lógicamente, muy bien recibidos por los padres de este y él comenzó a visitar a su enamorada de nuevo. Cuando volvía de estas visitas contaba a su amigo lo maravillosa que era su enamorada y esto despertó en Fernando la curiosidad por conocerla. Una noche Cardenio se la enseñó `por una ventana por la que los dos enamorados solían hablarse y Fernando quedó maravillado con su hermosura. Pero además, un día Fernando encontró una carta en la que Luscnda pedía a Cardenio que volviese a pedirle la mano a su padre ya de una vez, y a patir de entonces, Fernando procuraba leer las cartas que iban dirigidas a Cardenio antes de que este las viese. En una de las cartas, Luscinda le pedía prestado un libro a Cardenio, el Amadís de Gaula... y aquí se interrumpe la historia porque don Quijote, al oir esto ya se emocionó y comenzó a decir que si Luscinda estaba interesada en la lectura de ese libro sin duda era una mujer tan especial como estaba diciendo y bla, bla, bla.

La historia continuará en el capítulo siguiente.


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Estatua de don Quijote y Sancho en Guanajuato (Méjico)





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